Historia del Hospital

Esta historia se remonta al primer tercio del siglo XIX, los orígenes de la historiografía farmacéutica, los primeros humanos en probar los medicamentos que hasta entonces solo habían sido probados en animales, deseaban que sus nombres quedasen grabados en los albores de la humanidad, eran simples conejillos de indias que prestaban sus cuerpos, arriesgando sus vidas al probar todo cuanto se fabricaba en aquel entonces. Algunos morían, otros tenían la mala suerte de continuar viviendo con los horribles efectos secundarios, esterilidad, perdida de la memoria, tumores, malformaciones, y un largo etc.

Con el paso de los años la medicina y a su vez la farmacología fueron avanzando, con la ayuda claro de todos esos abnegados seres que se ofrecían con el único y aparente fin de ayudar (Claro que no… No era gratis y ellos no eran abnegados, todas estas personas recibían grandes sumas de dinero a cambio de sus cuerpos); y así llegamos a 1939, año en el que inicia la segunda guerra mundial y el famoso holocausto nazi.

Alemania siempre ha sido una potencia en cuanto a la industria médica y farmacológica, por lo que era de esperarse que se aprovecharan de uno que otro campo de concentración, con fines puramente investigativos, claro.
En Auschwitz, una prestigiosa familia de médicos, los Christoph, decidió adentrarse más en la investigación a la mente humana, profundizar más en el campo de la psiquiatría… Y así lo hicieron, con uno de los campos de concentración más grandes de toda Alemania comenzaron con los experimentos, los cuales con el tiempo parecían hacerse más terribles y desalmados, pero a nadie le importaba, eran judíos, criminales, disidentes políticos, homosexuales, gitanos… Y era gratis, qué más daba?... Los años pasaron y la segunda guerra mundial terminó, los campos de concentración fueron desmantelados y los sobrevivientes liberados; pero, aquí no termina todo, muchos de los militares culpables de aquella masacre fueron fusilados y los que no fueron descubiertos se vieron obligados a ocultarse, con otros nombres y apellidos, en otros países y de ser posible en otro continente.

Frank Christoph, al ver sus importantes descubrimientos e investigaciones en peligro, decide marcharse junto con su esposa y su único hijo, Armand, a Japón, donde crearía al norte del país un nuevo campo de concentración disfrazado de hospital psiquiátrico… Nadie lo sabría, especialmente porque la mayoría de personas dejaban a sus familiares internos y jamás regresaban por ellos. Con el tiempo el psiquiátrico se hizo famoso, pues cada cierta cantidad de años unos cuantos internos eran dados de alta, recuperados, lúcidos, como si hubiesen vuelto a nacer, cuando menos esto es lo que parecía a simple vista.

No obstante se trata de una simple fachada para que el mundo crea que el hospital da buenos resultados, pero no podría estar más alejado de la realidad, una realidad muy triste para los internos pero dulcemente satisfactoria para la familia Christoph.
Tampoco es de extrañarse que la familia Christoph sea poseedora de una de las marcas de fármacos mas famosas y poderosas a nivel mundial (sino es que la mas poderosa), una marca que no solo crea medicamentos y antibióticos de uso común, sino que se adentran más allá de lo legal y va a un nivel nuevo, desarrollando productos incluso de uso militar a expensas de... de aquellos que vienieron a caer en el lugar equivocado por razones equivocadas; razones que no son simplemente un padecimiento leve o severo, sino que tambien ciertas personas que saben demasiado y representan una amenaza para empresas y organizaciones que son muy poderosas, y muy peligrosas tambien.

Así que esta misma forma de dirigir el lugar quedaría en las manos de los Christoph, aun cuando Armand (hijo de Frank) murió en un trágico accidente, pues el siguiente en el linaje es su “peculiar” hijo Roth Christoph, quien hace la mismas promesas y cumple los mismos objetivos que su familia viene cumpliendo desde hace varias décadas ya, y no, no es exactamente la rehabilitación de pacientes.